Hace mucho tiempo, en la armada del poderoso Dios Ares, existía un apuesto general ALEKTOR. Como es de suponer, estando tan cerca del Dios Ares, ALEKTOR poseía un gran físico, de gran belleza física en sus facciones, serio, fuerte y leal. Con estos atributos podemos pensar que además de gran belleza física poseía las mejores armas de la armada. Si cerramos los ojos casi podemos visualizarlo, de pie, formando filas, con su cabello negro y portanto su escudo brillante, su bonita armadura y un casco precioso con una gran pluma roja que indicaba su grado.
Ares, había confiado en el para dirigir sus tropas y cada mañana, al amanecer Alektor cumplía su función y hacía lo que el Dios le había mandado, levantar a toda la tropa y asegurarse que los soldados estuvieran aseados, armados y desayunados antes de que el Sol saliera. El Dios no se metía en estos quehaceres pues confiaba plenamente en su general.
Un día fueron a entrenarse. Fué un día muy duro donde hubo mucho trabajo.A las tres de la tarde todos volvieron del campo de batalla al campamento. Alektor siempre era el último por sus obligaciones, ya que tenía que asegurarse que todo el mundo volvía y que todo el mundo cumplía con sus deberes. Cuando llegó al campamento estaba cansado, sucio, sudado y aunque caminaba recto y firme por su grado, estaba realmente agotado. De camino a su tienda pasaba siempre por la de Afrodita. Ella estaba en ese momento en el campamento en una de sus visitas a las tropas y al Dios de la Guerra. Afrodita,que se sentía curiosa entre los soldados, se asomó a la puerta, lo vio y sorprendida por su belleza física y su fuerza decidió llamarlo dentro de su tienda para darle agua. El entró en la tienda y se sentó. Bebió agua hasta saciarse y cuando se disponía a irse la Diosa le ofreció dejar las armas y tomarse un baño. Se metió en el baño y el agua caliente lo hizo relajarse. Las aguas de Afrodita lo envolvieron y cubrieron de vida. Ahora pensemos un momento ¡Estamos hablando del general de la armada de Ares! Cuando salió del agua su apariencia era increíble. Su pelo negro brillaba y su piel parecía de acero. Su rostro, ahora descansado y relajado parecía aún más hermoso. Afrodita no podía dejarlo marchar así que lo invitó a comer. Nuestro apuesto general no podía decirle que no a la Diosa así que aceptó su oferta y disfrutó de los manjares que los sirvientes de Afrodita dispusieron en la mesa. Comieron, bebieron hasta emborracharse y cuando llegó la hora de la noche Afrodita lo invitó a dormir. Nadie sabe lo que pasó esa noche, pero se sospecha que no descansaron mucho y que ambos disfrutaron de la compañía.
La mañana siguiente fue diferente en el campamento. El sol salió y siguió su curso mientras los soldados dormían a pierna suelta. A las ocho de la mañana, uno de ellos se levantó asustado cuando comprobó no solo que había amanecido sino que el Sol ya estaba bien alto en el cielo. Despertó al resto de los soldados y comenzaron a asearse, comer y armarse. Todo el mundo se preguntaba que había pasado con el general. Alektor cada mañana tocaba su corneta y cada uno sabía lo que tenía que hacer a partir de ese sonido. Esa mañana no había corneta y nadie, absolutamente nadie sabía que había pasado. Los soldados ya formados, solo se preguntaban una cosa ¿donde está Alektor?
Alektor estaba dormido. La compañía de la Diosa y sin duda la interesante noche que debió haber pasado lo hicieron olvidarse de sus obligaciones rindiéndose a los brazos de Morfeo por más tiempo de lo permitido para un hombre de guerra como el.
Los soldados se empezaron a impacientar, pero nadie quería avisar al Dios, al que sólo se podía molestar en casos realmente urgentes. A las 12.00 del mediodía los soldados se empezaron a preocupar. El murmullo era cada vez más alto y la inquietud crecía por momentos por lo que pocos minutos después Ares escuchó los rumores y de un salto, enfurecido desde el centro del campo soló se oyó un gritó:
¿QUE ESTÁ PASANDO AQUI?
Los soldados explicaron lo que había sucedido pensando que quizás Ares había asignado otra función al general.Pero lo cierto es que no era asi. Ares no sabía nada de Alektor y mucho menos que se encontraba en la cama con Afrodita.
ALEKTOOOOOOOOOR
La ira de Ares se disparó.La furia de su fuego más fuerte que todos los ejercitos del mundo se desató y buscó como loco al general por todo el campamento. Sin mucho éxito. Como a las dos de la tarde y ya como última opción entró a la tienda de Afrodita, donde lo encontró dormido aún. La furia del Dios aumentó al ver semejante escena.
ALEEEKKTOOOOOORRRRR
El general se puso de pie de un salto avergonzado pues solo llevaba su túnica y no había tenido tiempo de colocarse su casco, su armadura y tomar su lanza.
El Dios enfadado recorrió la tienda. Lo miró de arriba a abajo. Ares quería matarlo, quería hacerlo trizas y esparcir sus restos por el campamento. ¿Como podía haber sido tan atrevido para pasar la noche con Afrodita descuidando su deber? Pero entonces se le ocurrió una idea:
«Alektor, como has olvidado tus tareas, voy a transformarte en un animal que hará un sonido que despierte a todos para que no vuelvas a olvidarte que obligaciones tienes y que supone servir en mi ejercito».
El Dios levantó la mano para ejecutar la sentencia, pero Alektor pidió ser convertido con sus armas puestas, para así mantener un poco de la esencia de lo que el era.
El general se vistió otra vez como acostumbraba. Su armadura relucía con la luz del sol, su lanza le recordaba cuantas batallas había ganado, por último su casco decorado por una magnifica cresta de plumas rojas. Alektor cerró los ojos.
Y cada mañana desde entonces es el primero en despertar. Da igual donde esté, en la montaña y en la ciudad Alektor canta al amanecer con todas sus fuerzas recordando la época en la que era un apuesto general y descuidó sus deberes.